Esta es una historia de amor, de sueños y de vida. La de Valentina. La chica que no sabía que tenía el mundo a sus pies, la que creció y empezó a pensar en imposibles. La que cazaba estrellas, la que anhelaba más, la que tropezó con él. Con Gabriel. El chico que dibujaba constelaciones, el valiente e idealista, el que confió en las palabras «para siempre», y creó los pilares que terminaron sosteniendo el pasado, el ahora, lo que fueron y los recuerdos que se convertirán en polvo.

El chico que dibujaba constelaciones es el tercer libro que leo de la autora y la verdad es que tengo sentimientos encontrados, tanto con el libro como con la autora. Puede que me esperara cosas de este libro que no he llegado a encontrar y me ha decepcionado.

La verdad es que no sé cómo empezar esta reseña, no sé por dónde empezaros a contar mi pequeña decepción. El libro me llamaba la atención desde el principio, aún sin gustarme mucho el romance, y he escuchado muy buenas reseñas de él así que tenía que leerlo sí o sí. Además de que, según una amiga, iba a llorar mucho y a mí si me dicen que voy a llorar con un libro lo compro.

Pero, hablando de la trama, siento que no era esto lo que esperaba. Para mí la historia, aunque en general la haya disfrutado y me haya encantado, pasa muy rápido. Puede que al principio, cuando se conocen los protagonistas, tuviera que ser así porque el libro se centra más en los años que pasan juntos y no tanto en cómo se conocieron, pero es todo tan rápido que no da tiempo a profundizar en la historia (o al menos es así como yo lo siento).

Algo parecido siento que pasa con los personajes. Para empezar tenemos dos personajes principales: Valentina y Gabriel. Estoy enamorada de Gabriel, eso tengo que decirlo, ya que me encanta su forma de ver el mundo y de cuidar a Valentina. El resto de personajes que aparecen en el libro son demasiado secundarios, el libro solo se centra en los dos protagonistas y el resto pasa por encima. Y siento que, al ser un libro tan corto y pasar todo tan rápido, no llego a conectar del todo con los personajes.

Y puede que esa sea la razón por la que no he llorado al terminar el libro. El final es duro, tengo que decir que me ha dolido y que los dos últimos capítulos son los que más me han gustado de todo el libro, pero no he llegado a doler tantísimo como para poder llorar como me pasa con otros libros.

Si hubiera sido un libro más largo y se hubiera profundizado más en los personajes y en la trama quizá este libro se hubiera convertido en una de mis mejoras lecturas del año. Aunque eso no quita que lo haya disfrutado y que la forma de escribir de Alice Kellen sea preciosa.

Esta es la historia más personal de Alice Kellen, es un libro que lees muy rápido y que puedes disfrutar en una tarde. Es un libro precioso de una forma muy bonita escrita, pero no ha sido mi libro. Por eso decía al principio que tenía sentimientos encontrados, además de que he empezado a pensar que Alice Kellen es para mí, ya que siento que en sus libros siempre pasa todo muy rápido y que no me da tiempo a asimilar todo lo que pasa y conectar con la historia.